Si la filosofía es deseo de conocimiento, la poesía es ansia de ascensión, y una y otra se conciertan en la conciencia humana. Expresado con otras palabras: la poesía nos conduce a la revelación; el pensamiento filosófico se dirige al Ser. Pero, parece decir Xirau, en ocasiones acceden a juntarse en tranquila convivencia, en instantes de silencio y reposo, y se transforman en

"La noche sosegada...
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora".

A pesar de esa probable unión, la poesía y la filosofía no confunden sus funciones. La poesía es intuitiva: ve, descubre, encuentra. La filosofía también puede ver , pero su lenguaje es el de la argumentación, y si es posible, el de la comprobación de lo que afirma. Son dos vertientes por donde fluye la unidad de la condición humana. Sobre ellas se agitan las alas misteriosas de lo místico, de "lo mostrable no demostrable". Por eso, animado por su seguridad en lo trascendente, Xirau canta lo que desde un principio ha denominado el "sentido de la presencia", aquello que torna al hombre en algo más que su paso por el tiempo: "En la presencia, que es navegación hacia lo eterno." Alguna vez, en sílabas medidas, escribió:

No hay lugar ni espacio ni tiempo donde estés
Tú; no hay círculos ni claras esferas.
Escuchemos, ojos mortales, en el silencio,
concentrados, vivos, atentos, en el Silencio.
Hacia tu mar penetran lentas barcas,
penetran lentamente nuestras barcas.

Fragmento tomado del folleto "De la presencia: Discurso de ingreso a la Academia Mexicana", por Ramón Xirau. El tomito incluye la "Respuesta" de Alí Chumacero a tal discurso, de ahí es extraído este párrafo. (ISBN: 970-640-0001)



La historia examina, con curiosidad, cómo se han realizado las distintas sociedades en las formas más disímbolas; la multiplicidad de las culturas, de los quehaceres del hombre, de sus actitudes y pasiones, el abanico entero, en suma, de las posibilidades de la vida humana se despliega ante sus ojos. La sucesión de los distintos rostros del hombre es un espejo de las posibilidades de su condición; al través de ellos puede escucharse lo que hay de común, de permanente en ser hombre. Historia magistra vitae: no porque dicte normas o consejos edificantes, menos aún porque dé recetas de comportamiento práctico, "maestra de la vida" porque enseña, a través de ejemplos concretos, lo que puede ser el hombre.

Ensayo compilado en el libro "Historia, ¿Para Qué?" y editado por Siglo XXI. Página 47 de la decimosegunda edición.


(a)
Allá fui en la escalera azul del cielo.
Allá fui donde las rosas florecen,
donde las rosas hablan.

No oí nada, nada oí.
Silencio.

Fui allá donde las rosas cantan,
donde los dioses aparecen
en la escalera azul del cielo.

Pero no oí nada. Nada oí.
Silencio, silencio.

(b)
Quién sabe por qué
los cerros se pararon
allá en Virikota.
Quién sabe por qué
los cerros hablan
allá en Virikota.

Poemas incluidos en el libro "Ómnibus de poesía mexicana", antología compilada por Gabriel Zaid y publicada por Siglo XXI editores. Este par de cantos pertenecen a la etnia huichol y son de autor anónimo.